Mi biografía

Nací el 22 de septiembre de 1974 en Rosario, Argentina. Crecí entre tres hermanos, en una familia convencional. Hacía deporte, estudiaba inglés, tenía muchos amigos. Parecía una vida perfecta, pero siempre tenía la sensación que algo no estaba encajando. No sabía qué era.

Salí a recorrer el mundo, he vivido, estudiado y trabajado en diversos países (Estados Unidos, República Dominicana, Bahamas, Italia). Viví en esos años muchas experiencias increíbles, recorrí muchos caminos, pero nada realmente cambiaba.

Estando en Italia, también llegó el momento en que me aburrí, entonces agarré mi motorino (un Scarabeo 50) le cargué mis dos mochilas, me calcé el casco y, pian pianino, recorrí la costa del Mediterráneo para llegar a Catalunya, donde vivo desde el 2003, donde conocí –en agosto de 2011– el Sistema de Diseño Humano.

Fue Amor a primera vista, y lo digo en sentido literal, cuando me pusieron mi Gráfico con sus propiedades delante, el primer lugar donde se posó mi atención fue en mi Cruz de Encarnación: La Cruz del Receptáculo del Amor. Algunas piezas empezaban a ponerse con mucha contundencia en su lugar. Algo nuevo sentía en mi cuerpo; algo nuevo y viejo, y olvidado.

En aquella época yo vivía totalmente identificada y dedicada a mi rol de madre y esposa, sacrificándome y esforzándome por ser lo que yo pensaba que se esperaba de mí. Frustrada y deprimida, odiaba casi todo lo que había en mi vida. Había perdido mi alegría natural y añoraba los años de viajes y libertad. Deseaba cambio y más cambio. No podía escapar de mi realidad y me encontraba frente a un muro en plena oscuridad.

El Diseño Humano me penetró en las células y comencé mi experimento con mucha determinación, tenía que aprender lo que era la espera, necesitaba conocer cómo o qué era una respuesta sacral. Había entendido que no había nada que yo pudiera hacer para que todo fuera diferente. Paso a paso aprendí a confiar en la vida, a disfrutar de la espera, reconocí mis respuestas sacrales, empecé a honrarlas en cada momento, a mi medida –con mis ensayos y mis errores– y me encontré tomando decisiones muy cruciales y muy grandes simplemente fluyendo con lo que se me iba poniendo delante. Respondiendo sí o no, según lo determinara mi autoridad interna.

Vivir MI DISEÑO me devolvió a la vida y al amor. Me devolvió las sensaciones, la sonrisa y el llanto. Me devolvió mi cuerpo y mis ganas de gozarlo. Hoy me siento satisfecha. Ya no soy una mamá sacrificada, soy una mamá a mi manera. Ya no soy esposa. Trabajo en lo que amo, que es compartir mi entendimiento con otros. Soy lo que hago. Sigo aprendiendo.

Soy Nadia.